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Mejorar la productividad

Mejorar la productividad evita muchas veces que nos encontremos enganchados a pensamientos negativos. Ideas que limitan nuestras capacidades o creencias impuestas por nuestro medio de vida que nos hacen mantenernos estancados, incluso en el área laboral.

Hay formas de recordarnos cómo hacer nuestras tareas diarias. Esas que nos impulsan a seguir adelante, en la búsqueda de una meta concreta.

El método Kaizen, es una forma de realizar una actividad un minuto, al día. Tú decides cuál, el interesado en concretar qué y por qué, eres tú.

También existe el método de las 21 tareas. Consiste en escribir tu meta y luego veintiún pasos para llegar a completarla. Los pasos se deben escribir al detalle, en orden cronológico hasta completarlos.

Entre otras cosas, escribirlo te ayudará a reafirmar, planificar y luego concretar lo que debes realizar.

Otra manera eficiente y eficaz de rendir mejor laboralmente. Es tomar un cuaderno y comenzar a escribir antes de dormir tres cosas que te gustaron durante ese día. Luego, a la mañana siguiente leer la nota que escribiste la noche anterior.

Lo debes hacer durante 30 días.

Todo lo que escribas debe decir exactamente qué te gustó y por qué. Busca encontrar lo positivo de tu día y de cómo te afecta a medida que van pasando el tiempo.

A muchos profesionales, después de trabajar años en lo mismo. Tienden a encontrarse con la dificultad de ver todo lo que hacen como una rutina sin sentido.

Por lo general, realizar una lista supone mucho esfuerzo y trabajo porque suelen concentrarse en lo negativo. Lo que no les gusta de su trabajo, de su equipo, departamento o su empresa. Por tanto, enfocarse en situaciones o cosas positivas les cuesta más.

Cuando pensamos mucho sobre un tema en específico. Comenzamos por poner nuestro foco de atención en lo que concuerda con nuestras limitaciones, pensamientos, creencias y escala de valores.

Por estas razones, los tres métodos pueden ayudarnos a graduar y encuadrar nuestros pensamientos hacia lo positivo, los beneficios del cambio y la salida de la zona más terrible de todas, la de confort.

Es hora de comenzar a deshacerse de ideas auto-limitantes y poner en marcha objetivos y metas.

Si lo haces con consistencia, interés y disciplina, verás desarrollar todo aquello que te has propuesto, puedes ser mejor de lo que quieras ser, solo, si tú decides serlo.

“El trabajo que nunca se empieza es el que tarda más en finalizarse.”
J. R. R. Tolkien