Escuchar activamente
Escuchar activamente es de las pocas cosas que hacemos verdaderamente, por más que nos digan que es bueno hacerlo. He estado en diferentes situaciones el último mes.
Pero sobre todo, he tenido la oportunidad de escuchar y aprender de muchas personas. Lo importante de escuchar es hacerlo callando nuestra voz interna. Porque en nosotros está la capacidad innata de querer contestar e imponer nuestros pensamientos, ideas y opiniones al que habla.
Debemos callarnos, pero no solo físicamente
Tenemos que callar la mente, para prestar verdadera atención.
Los he dejado abandonados por algunas semanas, pero en realidad he tenido muchas cosas que hacer. Actividades en las cuales estoy desarrollando varias cosas importantes en mi vida profesional y personal.
He tenido que permanecer concentrada escribiendo en otro idioma, que no es el mío. Yo hablo español y escribo lo mejor posible en esta lengua.
En otra tengo que revisar, corregir, ser detallista. Ahora estoy aligerando la carga. Tengo posibilidades de hacer cosas diferentes y de dar un mejor futuro a mi hermosa hija.
Después de esta pequeña explicación, paso a contarles lo que me ha sucedido sobre el tema de escuchar activamente.
La provocación en la conversación
Una cosa que he aprendido con el paso del tiempo, es a reconocer a la gente que le gusta provocar a otros. Privilegian el conflicto para dar razón a sus opiniones, ideas o quejas.
Son personas que te dicen vamos a hablar y comienzan por decir cosas sobre un tema, para luego pasar a atacarte y finalmente disimular el ataque.
Cuando el interlocutor comienza a hablar y dar sus opiniones, defenderse del ataque, entonces, no te quieren dejar contestar. Y quiere imponerse a toda costa.
Esta gente es conflictiva, problemática desde el minuto uno. Mantente lo más alejado posible. Son tóxicos y dañinos. Podemos encontrarlos en el trabajo, en la vida social e incluso familiar.
También podemos encontrarnos con personas que son ni siquiera conocerte, ni saber tu situación particular. Comienzan a dar una mala imagen de ti. Lo quieren hacer de manera disimulada, pintándose ellos como la mejor y única solución que existe.
A veces, he llegado a pensar que hacen esto sumergidos en la ignorancia y el desconocimiento total del otro ser humano. Pero, luego me doy cuenta que simplemente tratan de hacerse ver como los mejores, los necesarios y los que deben estar.
Se consideran a ellos mismos, la última coca-cola del desierto. Una especie de “mesías” no anunciado, sin profecías y sin milagros. Y creen, que todas las personas les debemos algo o simplemente tenemos que creer lo que dicen, sobre su supuesta vida profesional o personal.
Normalmente, estas personas, están en todos lados, en los rincones del mundo que menos te esperas. Lo exasperante de ellos es, la falta de educación de no dejar a otra persona terminar de hablar. Ni pedir disculpas cuando te interrumpen.
Y, se describen como los más educados del planeta. Cuando estás dando tu opinión personal o hablando de alguna idea, vuelven a meter la cuchara, para decir cualquier cosa sin que tú hayas terminado de hablar. Interrumpir, para imponer, ese es el lema.
Les gusta esa forma de conversar
Señores, de verdad, esta forma de hablar y no escuchar. De imponer tu criterio, no da pie a una buena conversación jamás. Los criterios no son claros, caes mal.
Eres como una patada en el hígado del interlocutor. Se llama conversación porque dos o varios participan, si no es así, llámelo monólogo y ponga sus entradas a la venta.
Escuchar, mantener la atención en lo que dice la otra persona. Saber conversar, usando las palabras adecuadas. Te permite conocer, entender y expresarse mejor.
Aprendes más escuchando, no interrumpas, muestra tu liderazgo personal.