Cambio e innovación
Cuando piensas en cambio e innovación, todo comienza a cambiar. En el año 2004 llega a mis manos un libro que cambió mi vida para siempre, “Padre rico, padre pobre” de Robert Kiyosaki.
Fue, el hallazgo hecho realidad. Entender que mi comportamiento en las empresas donde había tenido la oportunidad de trabajar, era el modo de ser de un emprendedor.
Yo siempre que pude escaparme de las garras de la oficina formalmente dicha, lo hacía.
Yo me sentía agobiada de trabajar en cuatro paredes y necesitaba ir con mi tiempo. Con una agenda para cumplir objetivos, no con una cronología impuesta sin determinar mis metas.
Tanto fue mi deseo de cambio de este sistema, de horarios y oficina, que para mi trabajo de grado en la universidad, realice una tesis sobre el trabajo a distancia o teletrabajo, como también se le conoce.
Mi deseo por reemplazar la oficina por casa, era tan grande y fuerte que me enfoque en dar los resultados esperados, mi tesis fue laureada y honorífica.
Pude encontrar un sistema para monitorear desde el centro de trabajo, conjuntamente con una auditoría de servicios para el puesto. Y estos, me dieron la oportunidad de explicar, que si era posible hacerlo.
Después de mi paso por la universidad, con mi trabajo mientras estudiaba, lo dejé; porque seguían pidiendo que trabajara en la oficina.
Por favor, si yo había podido demostrar que las empresas ahorraban dinero con teletrabajo, tenía que ser fiel a mi propia tesis.
Y cada vez iba creciendo en mí, el deseo de tener mi propia empresa.
Iba dando tumbos, de emprendimiento en emprendimiento, de hacer informes por mi cuenta cual consultora a comenzar mi propio establecimiento, que por falta de conocimientos me falló.
Luego, me inicié en la venta de productos, que se me dieron muy bien, pues podía empezar a establecerme como una muy buena vendedora. El problema estaba en la falta de conocimiento.
Pero esta vez, de un hecho tan importante como el deseo y las ganas que uno le puede poner a emprender. Y eso era, lo que resumió Theodore Roosevelt:
“El único ingrediente más importante en la fórmula del éxito, es saber relacionarse con la gente.”
Y yo no sabía relacionarme con la gente. No entendía lo que era el liderazgo en un equipo de trabajo, no por falta de conocimientos. Era porque la universidad no te habla de ello.
Pero la práctica es la que te va a dejar entender, qué es lo que mueve a la gente.
En el año 2008, comienzo a trabajar como profesora universitaria y mi mundo cambió. Pues también llegó una gran oportunidad con una empresa multinivel.
La cual tiene un magnífico programa de educación continua para empresarios, saben ¿qué pasó?
Yo no me enganche, me colgué del programa y el siguiente libro más importante que llegó a mis manos, por este negocio fue “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” de Dale Carnegie.
Allí entendí, que los negocios se hacen con personas, entendiendo motivos, necesidades y cubriendo las mismas. Aprendí y enseñé a todos mis alumnos, a cada uno de los que pasaron por mi aula de clases, que ellos podían emprender.
Comprendí, que un emprendedor sin conocimientos, sin inteligencia emocional, no podía sacar adelante su negocio.
Comprendí, que un emprendedor se convierte en un estudiante de su propio negocio, que necesita tener conocimientos.
Así como los médicos van a Conferencias, los abogados a simposios, los ingenieros a foros, porque ellos están buscando mantenerse actualizados. De esa misma manera, debe hacerlo un profesional, emprendedor o un empresario.
Y lo más importante, aprendí a invertir en mí, para educarme en vender, ¿sabes qué mucha gente tiene miedo de crear un negocio, por tener pánico a las palabras ventas o vender?
¿Quieres que te diga algo?
A vender, también se aprende. Dice Robert Kiyosaki en su libro “Padre rico, padre pobre”, la mejor inversión que hice en mi vida, fue ir a un seminario de ventas.
El cual no podía pagar porque lo consideraba costoso, pero insistí en ir porque yo quería ser el mejor vendedor. Entonces, busqué el dinero donde fuera. Lo encontré, pagué y al salir de allí me convertí en una máquina de ventas.
Robert Kiyosaki, asimiló y sacó su negocio adelante. Cada vez se vuelve un emprendedor en negocios nuevos donde decide invertir. Así que comencemos por aprender de él.
Invertir en ti, emprendedor.
En mi etapa como profesora, vi la ilusión en muchos de mis estudiantes., Ellos entendieron que debían mejorar en muchas cuestiones. La universidad no les daba para ser emprendedores o empresarios, incluso un profesional emprendedor dentro de una empresa.
Que un alumno me dijera que no le interesaba leer, para mí, fue una daga directa a mi amor por la lectura.
Pero le dije: «Sí, usted lee, este libro que le recomiendo, estoy segura que su percepción cambiará. Solo que antes debo preguntarle una última cosa, ¿sabe usted por qué a los esclavos no se les permitía leer en la época de la colonia?»
Y este chico me respondió: «No lo sé.» Y le respondí: «Porque se hacían libres.»
Mientras estuve viviendo, en España, unos 8 meses después de dejar a ese grupo en la universidad.
Este alumno me escribió y me dijo: Gracias profesora. Ahora estoy leyendo un libro de Brian Tracy y pronto haré realidad mi negocio.
A mí se me hizo un nudo en la garganta, de tanto orgullo por ese chico. Porque él comprendió lo que trataba de enseñarle, pero sobre todo, él se hizo libre.
Así mismo, debemos educarnos para hacer caso omiso de la crítica. La misma que vendrá directamente de nuestros seres queridos y amigos.
Asociarnos con gente con nuestros ideales es una buena acción para conocer más empresarios y emprendedores.
Entablar futuras relaciones comerciales e incluso tener una referencia de nuestro mercado. Gente que crea en el éxito.
Cosas importantes para ser un emprendedor:
Deje de ver, escuchar y leer cosas nocivas, para aprender a ver el mundo con optimismo, ilusión, pasión y ganas. Aceptar los cambios y aferrarse continuamente a la innovación.