Cambiar no es fácil. Definitivamente no lo es, podemos reconocer incluso lo difícil que resulta aceptar el cambio. No he conocido a la primera persona que haya tenido éxito sin pasar por continuados fracasos.
En las últimas entrevistas que he hecho a diferentes emprendedores en las últimas semanas, he escuchado historias únicas, diversas pero llena del dinamismo humano que no deja de sorprendernos.
Cambiar no es fácil
Reconocer que somos susceptibles a fracasos y que ellos son la experiencia que necesitábamos para salir adelante. Para tomar las riendas de nuestras vidas y reiniciar en un camino diferente; son lecciones que me dieron durante las últimas semanas esos profesionales que he entrevistado, para esta nueva etapa de Potencia Líderes.
Mucha gente repite que a partir de ciertas edades no se aprende nada, pero sino es por conocimientos que aprendemos, les aseguro yo, que aprendemos a porrazos de la vida, porque cuando ella nos da, lo hace con toda su fuerza y uno queda cual boxeador en el cuadrilátero, noqueado.
Para obtener éxito, hay que trabajar en ello de manera continua y con hábitos. La gente se olvida que nuestro cerebro se acostumbra y se habitúa a las nuevas etapas. Bien sea por experiencias traumáticas, duras y que descompensan muchas veces nuestra vida en general, pero aprendemos.
El cambio, es una decisión relativa a cada persona. Nadie puede venir a exigir cambios a otro. Es simple, si una persona quiere cambiar lo hará, será un proceso lleno de obstáculos, con idas y venidas. Muy fuerte en algunos casos, sin embargo, todos los casos requieren ese valor de dejarse llevar, fluir con el cambio.
Investigaciones realizadas en 2014, en Reino Unido, en adolescentes con edades comprendidas entre 12 y 16 años, los investigadores, dirigidos por Cathy Price, midieron como el coeficiente intelectual puede cambiar, aumentar o disminuir. El ser humano ha pasado situaciones en los que la genética ha demostrado que está protegiendo a la especie según lo que aprende o no.
Entonces, el cambio y las situaciones diversas que debemos vivir para aprender, son normales completamente; aquí la premisa es adaptarse a las nuevas circunstancias o desaparecer.