Los cambios y el liderazgo personal
Hay cambios circunstanciales, otros que llegan por el aporte en el pasado que hemos hecho para que sucedan en el presente. Otros cambios estructurados y otros, que ni siquiera tienen razón de ser.
También hay cambios hipotéticos, otros, que están pasando justo frente a nuestros ojos. Los hay que se hacen desde dentro de nosotros y otros que se producen fuera.
Están quienes quieren cambiar y producen el cambio. Los otros prefieren simplemente criticar la transformación de un tercero.
Pero, ¿quién entiende el cambio de un verdadero líder?
Sólo aquellos que también tienen deseos de cambiar. De ser mejores, de hacer cosas distintas y de ayudar a otros. Con esos cambios que están provocando en sus vidas.
El liderazgo personal, es tomar las riendas de tu vida. Comenzar a trabajar en él y no parar hasta lograr tus metas personales.
Esas que de alguna manera son intrínsecas a ti en todos sus terrenos.
Cada persona vive una realidad, la misma que determina incluso, comportamientos que no llegan a ser positivos del todo.
Pero cuando la decisión de cambio está tomada para mejorar. El crecimiento y desarrollo personal comienzan a generar ese liderazgo tan importante para cada ser humano.
Cambiar no es sólo parte de la vida, el momento, las circunstancias. También, lo es de nuestros propósitos y decisiones, de lo que aspiramos a ser y por qué.
Lo que nos reconforta, nos genera bienestar. A su vez proporciona dicha a nuestros seres queridos y más allegados.
Un verdadero líder reconoce que todo cambio. Ayuda a mejorar el entorno e incluso la vida o circunstancias de personas que ni siquiera conoces. Es allí, donde radica el verdadero liderazgo.
Claro que, nunca faltan una serie de personajes, que por no haber logrado nada o casi nada. Están allí para dar consejos sobre tus cambios, sin ni siquiera preguntar de qué se trata.
Ni cómo lo lograste o tener la humildad de decir enséñame a ser como tú o a cambiar así.
Cada cabeza es mundo, estamos de acuerdo en eso
Pero muchas veces hay quienes creen que necesitamos fervientemente de su envidia o pesimismo cuando somos nosotros los que decidimos cambiar.
¿Te ha pasado que alguna vez comenzaste un pequeño proyecto. Un negocio, una nueva metodología o el desarrollo de una meta. Y salió un vecino, un primo, un tío, el amigo de…, tu hermana o tu padre a darte consejos que nunca pediste o a contarte su historia de fracaso?
¿Quizás te dijo que lo que estás haciendo o hiciste era una locura?
¿Te dijo alguien alguna vez, los ricos están contados?
¿O te dijeron que, “es mejor malo conocido que bueno por conocer?
Si te fijas bien en lo que he escrito anteriormente. Seguro lo viviste, probablemente estás en ello o cuando presentes tu idea al mundo llegará un derrotado a decirte que es imposible.
Porque una cosa es fracasar y otra distinta es ser un derrotado. Yo he fracasado mil veces, pero también he aprendido de los fracasos.
Me he levantado nuevamente y con más ganas. Diferente es andar por la vida siendo un derrotado y expandir ese sentimiento de derrota como si fuera una plaga bíblica.
En todo caso, los cambios son posibles en la medida que tú los haces. También debemos recordar que son estrategias en tiempos turbulentos, medidas de supervivencia o decisiones que requieren riesgos.
“Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio.”
Octavio Paz