Ayer, estaba leyendo a mis seguidores y a personas que sigo en beBee, ser emprendedor y sufrir con tu proyecto. Esas fueron las palabras que se me vinieron a la mente, cuando leí el artículo de uno de los profesionales de social Media y marketing digital que sigo. Él se llama Claudio, yo he aprendido de él muchísimas cosas que he aplicado en mi blog. En la estructura de mi página web y en los cambios que poco a poco muchos de ustedes ven aquí.
El artículo de Claudio se llama: ¡Déjate de vaguear y búscate un trabajo!
Yo, leo muchas de sus publicaciones, me gusta su estilo y todo lo que tiene para enseñarnos, por algo, él es llamado a dar masters de social media y marketing. Pero, lo de ayer, fue un artículo devastador para mí, yo lo leí tres veces. La primera vez se me empezó a hacer un nudo en la garganta, y si, terminé llorando. La segunda vez, lloré más y no porque yo sea sensiblera, fue sencillamente las verdades que él escribió sobre lo duro de ser emprendedor y sufrir con tu proyecto. La tercera vez, lloraba de alivio por saber que no era yo la única con ese sentimiento y esos problemas con la gente que más quiero.
Yo me sentí identificada completamente con él, porque habló de lo más importante, familiares y amigos. Las personas que queremos y que por desconocimiento nos quitan su apoyo moral, ese que más necesitamos. A esos, que nos ven frente al ordenador y piensan que estamos perdiendo el tiempo. Cuando realmente estamos tratando con todas nuestras fuerzas de salir adelante, sacar nuestro proyecto a flote.
Ser emprendedor no es fácil, sufrir solo con el proyecto es más duro aún. Sin embargo, doy fe, y digo, lo que realmente nos duele son las miradas llenas de : «Ahí está otra vez, vagueando».
Ser emprendedor y sufrir con tu proyecto
Yo estoy sola justo ahora, mi única certeza es ver crecer mi proyecto con lo que he podido trabajar en él y con lo que ciertas circunstancias me permiten. En el país, donde estoy ahora por motivos personales hay situaciones y condiciones que no permiten sacar a la luz todo el trabajo que he venido haciendo. Eso ya es un tema de permisos que son necesarios para poder funcionar aquí y en todos los países de habla hispana. De esto ustedes también tendrán noticias cuando sea pertinente.
Muchas de la personas que nos ven y nos recriminan con sus comentarios lo que hacemos. No entienden que nos apasiona y que buscamos la forma de ayudar a otros a lograr sus sueños. Con esos objetivos diarios, con las metas alcanzadas poco a poco y la satisfacción que da cuando la gente te escribe para darte las gracias. Mi trabajo es ayudar todo lo pueda a otras personas a alcanzar sus metas y a lograr lo que quieren. Todo mi esfuerzo va en una sola vía, y es que las personas que quieren llegar a su cometido puedan alcanzarlo.
Esta es una de las frases escritas por Claudio que más me llegó al corazón:
Conseguir ser constantes y que nuestra profesión sea aceptada y entendida por nuestro entorno (familia, amigos, pareja, etc)
Porque la profesión universitaria, la del título entregado por una Universidad de tu país de residencia. Ése, es el que te celebran y el que les hace decirle a sus conocidos esa es mi hermana, prima, amiga, hija, etc. Sin embargo, cuando te lanzas al vacío de ser emprendedor te ven como si fueras un alma poseída. Probablemente a escondidas llamaron al cura del pueblo para hacerte un exorcismo.
Te preguntan ¿quién te lavo el cerebro? ¿cómo vas a perder la oportunidad de un puesto y un sueldo fijo? O las preciosas palabras que me dedicaron cuando dije no trabajo más con la empresa XX. Y fueron, «ser emprendedor es de niños ricos y tú lo único que tienes son ilusiones». Menos mal, que ésta gente es la misma que dicen que me quieren y me darán su apoyo incondicional siempre. Porque si no fuera así, madre mía.
¿Sabes qué fue lo que me hizo llorar más del artículo de ayer? Saber que la descripción de las caras de tu entorno, es tan cierta. Te miran y yo siento que esas miradas son de lástima. De «pobrecita, ella no entiende que eso no sirve para nada». El dolor que te causa alegrarte por cosas como el nombramiento de beBee, como EMBAJADORA. Y, luego te pregunten: «¿Y te pagan por eso o es otra cosa de esas que haces gratis?»
Mi proyecto es mucho más grande e importante que tu ignorancia
Así es, mi proyecto y por lo cual decidí ser un emprendedor es mucho más grande e importante. La ignorancia de mi entorno, es suya y no mía, yo solo conozco la forma de seguir. Soy yo quién mantiene unos objetivos establecidos y una meta en el foco de mi mente. El proyecto es mío, solo la providencia sabe a cuántos les invite a participar del mismo y no lo hicieron. Por otro lado, gente totalmente desconocida y con la que he conectado vía web son futuros socios de negocios.
Ésa es la dura verdad de emprender, los tuyos no te creen, quien no te conoce te apoya. El proyecto puede avanzar a paso de tortuga o muy rápido cuando todo está alineado. Puedes fracasar y obvio, que te vas a volver a levantar, con o sin ayuda porque ya tienes la experiencia de cómo es. Un mentor me dijo, «no te preocupes, tu entorno más preciado solo te seguirá cuando vean los frutos. Allí, justo en ese momento, no faltarán las alabanzas y los famosos: yo sabía que tu eras buena en eso.»
En fin, amigo emprendedor, por ahora lo que nos queda es seguir trabajando concienzudamente. Echando un camión de horas y desvelos a nuestro proyecto, pues un día estaremos en la cumbre. En lo más alto de nuestro sueño cumplido y hecho realidad. Ser emprendedor y sufrir con tu proyecto, no es un hecho aislado, todos lo padecemos.