Liderazgo en manos feminazis, la actual tendencia al hablar de liderazgo en femenino. Es comenzar por criticar a las mujeres que han hecho una lucha decidida por sus derechos.
No importa el ámbito en el cual te encuentres. Puedes estar en una empresa, en una charla informal con mujeres y hombres, en la escuela o la universidad.
La verdad es el tratamiento del tema, pues este pasa a ser un contenido de derechos iguales a situaciones donde las mismas mujeres son machistas y odian a quienes quieren sus retribuciones en conformidad.
En todo caso, yo hablo de la igualdad de género en las empresas, los salarios, el tratamiento de las mujeres en los mismos cargos que puede tener un hombre.
En países como los EEUU, Canadá, España, Francia o Japón, vemos desigualdad absoluta en los cargos de responsabilidad y confianza empresariales. Es mínima la cantidad de mujeres en altos cargos, mientras que vemos una mayoría de hombres.
En esto incluyo el respeto por hacer las mismas tareas. Las mujeres pasan de ser un ente en la empresa, mientras que los hombres se llevan el respeto de sus compañeros.
En muchas ocasiones las mujeres deben recurrir a ser más frías, duras, calculadoras e insensibles a los ojos de su personal a cargo. Para que no sean tomadas como personas a las cuales se puede pasar por alto su liderazgo o autoridad del puesto.
La lucha por los derechos de la mujer ha encontrado fervientes obstáculos dentro de la misma comunidad femenina. Tanto así, que, se han dividido a las mujeres en su lucha por la igualdad de género, en feministas y feminazis.
Según los criterios de algunas personas, las feminazis son mujeres que odian a los hombres heterosexuales. Las feministas son mujeres que quieren derechos.
Esta confrontación de caracteres y odio hacia la mujer, lo podemos encontrar latente en internet. Hombres, sobre todo muy jóvenes alentando al odio, repudio y maltrato de las mujeres que luchan por sus derechos. No importando si son de una categoría o de la otra, para ellos cualquier mujer que reclame sus derechos es considerada una feminazi.
Pero no solo los jóvenes, podemos encontrar gran cantidad de hombres, vulnerando con expresiones terribles el simple hecho de ver que una mujer intenta reivindicar lo que a ella le corresponde.
En cuanto a las mujeres, vemos un ejemplo clarísimo en los puestos de poder, como una mujer puede destruir a otra sin importarle nada, las consecuencias, los estragos y el hecho de compartir género.
En los puestos de liderazgo hay un peligro latente entre el público femenino. No tardarán las envidias e intenciones malsanas en aparecer.
¿Por qué las mujeres buscan destruir el liderazgo más que los hombres?
Entendemos y partimos de la base, que las mujeres y los hombres no son iguales. Ni física, ni biológicamente. Debemos mantener claros esa idea.
La verdadera lucha del liderazgo femenino, se plantea en los derechos sociales y sobre todo del trabajo. También en las responsabilidades del hogar y la crianza de los hijos.
La única forma de entender lo que sucede entre las mujeres y el fomentar constantemente el odio entre ellas, es simple. Las mujeres vivieron y viven oprimidas, según su cultura, país y religión.
Tres factores que las lleva a ingerir diariamente sus propias dosis de machismo. Elemento del cual hacen gala durante toda su vida o al menos, hasta que reciban educación sobre este tema y decidan cambiar.
En los países de América latina y en España, es común ver mujeres que dicen luchar por sus derechos, pero que en su casa fomentan el machismo, con acciones cotidianas que pasan de:
Servir el plato más lleno de comida al hombre de la casa y a sus hijos raciones mínimas, aunque los chicos sean adolescentes. Servir en la esa al hombre primero y después a las mujeres.
Evitar que los hijos varones laven sus propios platos o hagan el esfuerzo en los hogares más pudientes de meterlo en el lavavajillas. Lavarle la ropa. O, “deje que su hermana le lava”.
En la empresa, si hay una mujer que tiene posibilidades de ascenso, es casi seguro, que otra le saboteará el trabajo. Ni hablar de la forma de hablar las unas contra las otras.
En los puestos de liderazgo es necesario que más mujeres puedan llegar a ellos. Sin embargo, es necesario que haya un fuerte compromiso de cambio. Las mujeres debemos comenzar por respetar los derechos por los cuales han luchado tantas otras.
Para iniciar un proceso de cambio y progreso en nuestras vidas.
El liderazgo es una decisión personal
Es querer cambiar desde adentro para que una nueva persona salga a brillar y dar lo mejor de sí. Se logra en base a la transformación del individuo.
El desarrollo personal, crecimiento de la confianza en sí mismo y su autoestima.
La valoración del propio ser y el amor
Esos son los requisitos principales de un líder.
Y luego, vendrá la verdadera transformación al liderazgo. Debe ser crear nuevas formas de comunicarse, de trabajar en equipo, planificarse, cumplir tareas y objetivos.
Exponer metas e ideas, así mismo, aceptar las de otros y llevarlas a su consecución de ser necesario. Desarrollar líderes de su cargo y su liderazgo, tomando en cuenta todos los ámbitos de la vida de esa persona.
El liderazgo femenino debe estar lleno de gracia, comprensión y entendimiento de una mujer. Su fortaleza y su decisión a tocar a otros, para cambiar sus vidas a mejor.
Esa manera de pasar de un extremo a otro, lo negativo a positivo; debería ser usada para llevar a otros a lograr grandes cosas.
Pero sobre todo, a ser firmes en cuanto a respetar lo que somos, mujeres. Esas mismas que tenemos la capacidad de dar vida.
Olvidemos de una vez, todo el odio, trabajando desde el amor al prójimo.
El respeto a los demás y en base a crear un liderazgo en femenino. Dejemos de ver y creer en divisiones insensatas, ni feminazis, ni feministas, todas somos mujeres.
Queremos igualdad en los derechos, el mismo salario y la protección que reciben los hombres. Al poner el liderazgo en manos femeninas podremos probar que somos capaces de dar igual o mejores resultados.